domingo, 1 de noviembre de 2009

Fototerapia (33) El templo de Hatshepsut

Las mujeres siempre ocuparon un importante lugar en el gobierno de Egipto. Pero algunas llegaron incluso a ser soberanos de las Dos Tierras con plenos poderes. Una de las más famosas y atractivas de entre estas mujeres, fue la reina Hatshepsut. En realidad, si hubiera nacido varón, había sido la indiscutible heredera del trono, pero el hecho de ser mujer la había destinado a ser solo la trasmisora de la realeza, una Gran Esposa Real.

Permítanme que les cuente un poco de la historia de esta gran mujer.

Hatshepsut Su padre, el rey Thutmosis I fue el tercer rey de la gloriosa dinastía XVIII (hacia 1496-1483 a. C.). Todo parece indicar que no estaba destinado a reinar, puesto que su madre, una dama llamada Seni-Seneb no era Gran Esposa Real, ni parece que su antecesor en el trono, Amen-Hotep I, habría sido su padre.

Thutmosis I fue uno de los grandes reyes guerreros de la dinastía. Desposó a la reina Ahmes-ta-Sherit, una descendiente directa de la rama más legítima de los reyes egipcios. De la unión con dicha reina, nació Hatshepsut. Sin embargo, de otra esposa secundaria llamada Mut-Nefert, tuvo un también un hijo al que impondrían el nombre de Thutmosis, y que le sucedería a su muerte.

En principio, Hatshepsut fue tratada como la primera esposa de su hermanastro Thutmosis II, más joven que ella, enfermizo y débil. Su reinado fue breve: duró poco más de tres años. No obstante, había engendrado en una concubina llamada Isis un hijo varón al que también se le impondría el nombre de Thutmosis, el tercer rey con ese nombre que vería la dinastía.

Cuando el rey Thutmosis II murió, la reina Hatshepsut, se encontró con todo el poder entre sus manos. El sucesor varón de rey difunto era un niño de corta edad, Thutmosis III, y ella era la persona que más legitimidad poseía para ejercer el poder sobre el trono.

Ayudada por dos importantes hombres de la corte, el gran arquitecto real Sen-en-Mut, y el Visir del Alto y del Bajo Egipto, y Sumo Sacerdote de Amón, Hapu-Seneb, se hizo coronar como rey del Alto y Bajo Egipto. Igualmente, se hizo representar con barba, atributo propio de lo reyes y, principalmente, se hizo declarar hija carnal del dios Amón, por tanto un ser de naturaleza divina, y diosa ella misma.

Probablemente, la idea era establecer una especial línea dinástica previniendo que su sucesora en el trono sería la princesa Neferu-Ra. Se supone que esta princesa habría sido hija concebida del rey Thutmosis II, pero, todo indica que también podría haber sido fruto del amor de la reina con su gran favorito, el Mayordomo de Amón y Arquitecto real Sen-en-Mut. El amor entre estos dos personajes parece haber sido el fundamento del reinado de Hatshepsut. Para ella, Sen-en-Mut fue sin duda el sostén y el apoyo más importante en su ascensión hacía el trono de Egipto. El arquitecto Sen-en-Mut construyó para su soberana el templo más maravilloso que existe en todo Egipto, el Dyeser-Dyseru, en Deir el Bahari.

Allí se recogió el relato del viaje al país de la Terrazas del Incienso, el mítico Punt. Allí, la reina Hatshepsut, se proclamó rey de Egipto por designación directa de su padre, el divino Thutmosis I, transformándose en una nueva diosa Hat-Hor con rostro de mujer y orejas de vaca.

Durante quince años de reinado en solitario el país floreció bajo su Majestad. Se construyeron templos a lo largo del todo el valle del Nilo. Se incrementaron las relaciones comerciales con preferencia a las actividades guerreras. Su sobrino, coronado como rey, fue desposado con Neferu-Ra, y el gobierno de Egipto se ejerció en nombre de ambos.

Mientras Hatshepsut se declaraba soberana ejerciendo la realeza en el Alto Egipto, se mostraba a Thutmosis III como rey del Bajo Egipto. En todo caso, nunca fue la déspota tiránica que mantuvo secuestrado a Thutmosis III durante su infancia. Así lo demuestra la existencia de numerosos relieves que exhiben a ambos soberanos ejerciendo conjuntamente las funciones derivadas de la realeza.

Sin embargo, una vez concluida la construcción del templo del Deir el Bahari parece que la princesa Neferu-Ra murió. Esta terrible pérdida trajo consigo el cambio de los planes tan largamente elaborados entre Hatshepsut y Sen-en-Mut. Hacía el año 22 el reinado conjunto con Thutmosis III, todo parece indicar que la reina desapareció de escena. La causa de dicha desaparición podría haber sido su muerte.

La reina fue enterrada, conforme a sus instrucciones, junto a la momia de su padre, Thutmosis I, en la primera tumba que se hizo construir en el Valle de los Reyes, la KV20. Pero sus cuerpos no permanecerían juntos demasiado tiempo. Es muy probable que Thutmosis III ordenase sacar el cuerpo de su antecesor Thutmosis I de dicho hipogeo, y excavar una nueva tumba, donde su padre fue definitivamente enterrado. Durante la época ramésida, el nombre de Hatshepsut fue suprimido de las listas de los reyes de Egipto y su tumba, violada.

El Templo Dyeser-Dyeseru (Templo de Millones de Años de Hatshepsut) se haya en Deir el-Bahari que es un complejo de templos funerarios y tumbas que se encuentra en la ribera occidental del río Nilo, en el IV nomo del Alto Egipto, frente a la antigua ciudad de Tebas, la actual Luxor, en Egipto. La estructura del templo fue diseñada y dirigida por Sen en mut, el administrador y arquitecto real de Hatshepsut, para servir a su póstuma veneración y honrar la gloria de Amón.

El Dyeser-Dyeseru tiene una serie de terrazas columnadas, con largas rampas que seguramente fueron embellecidas con jardines. Esta construido junto a una empinada montaña y en gran parte se considera como uno de los "monumentos incomparables del Antiguo Egipto".

La insólita forma del templo se explica por la elección de la posición en la cuenca del valle de Deir el-Bahari, rodeado por rocas escarpadas. Aproximadamente, en el 2050 a. C., Mentuhotep II, el fundador del Imperio Medio, hizo su templo funerario escalonado. Las galerías a los dos lados de la rampa central del Dyeser Dyeseru se corresponden con las posiciones de los pilares del templo de Mentuhotep.

Actualmente, las terrazas dan una débil sensación de las intenciones originales de Sen en mut. Faltan muchas estatuas de Osiris, situadas ante los pilares de la columnata superior, las avenidas de esfinges delante de la tribuna, y las figuras de Hatshepsut, que fueron destruidas como condena póstuma de esta reina faraón. La arquitectura del templo ha sido alterada como consecuencia de una equivocada reconstrucción.

Los colosos de Memnón son dos gigantescas estatuas de piedra que representan al faraón Amenhotep III situadas en la ribera occidental del Nilo, frente a la ciudad egipcia de Luxor, cerca de Medinet Habu y al sur de las grandes necrópolis Tebanas.

La función original de los colosos fue la de presidir la entrada al complejo funerario de Amenhotep III: un inmenso centro de culto, construido en vida del faraón, en el que se le adoraba como al dios en la tierra. En esos días, el complejo del templo era el mayor y más espectacular de todo Egipto. Ocupaba un total de 35 hectáreas. Incluso el Templo de Karnak era menor que el conjunto funerario de Amenhotep. Hoy en día, sin embargo, quedan pocos vestigios del templo.

El historiador y geógrafo griego Estrabón explica que un terremoto, en el año 27 a. C., dañó a los colosos. Desde entonces se decía que las estatuas "cantaban" cada mañana al amanecer, concretamente, la estatua situada mas al sur. La explicación es que el cambio de temperatura, al comienzo del día, provocaba la evaporación del agua, que al salir por las fisuras del coloso producía el peculiar sonido. El emperador romano Septimio Severo nos privó de este fenómeno al restaurar la estatua en el siglo III de nuestra era.

Fotos del Templo de Hatshepsut

Salud, República y Socialismo

2 comentarios:

Martine dijo...

Antonio, con tu permiso voy a guardar cada una de tus Entradas sobre Egipto, me vienen de perlas por lo que estoy estudiando este curso.. y son maravillosas...
Hatshepsut y su reinado me apasionaron siempre... igual que el rostro de otra mujer cuya belleza fue inegable.. Nefertiti.

Gracias Antonio , Enhorabuena y un beso!

Ciberculturalia dijo...

Yo, querido Antonio, voy a hacer lo mismo que Selma, archivarte. No a ti pero al menos si a tus magníficas entradas sobre Egipto.
La de hoy me ha interesado especialmente porque la figura de Hatshepsut me ha atraido mucho.

Estupendísima entrada. Gracias
Un beso y buen lunes

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